"Tradiciones navideñas": Galletas de jengibre con miel

Pasos de la receta

Mezcle bien la harina, el almidón, el azúcar, el bicarbonato y el cacao. Muela la pimienta de Jamaica finamente en un mortero. Añádala a la mezcla de harina junto con las otras especias. Mezcle de nuevo y cuele todo a través de un tamiz fino en un tazón grande.

En la batidora, bata 2 huevos, la yema y la miel. Luego, agregue la mezcla a los ingredientes secos y trabaje bien hasta formar una masa. Al principio puede parecer que los ingredientes secos molidos nunca se unirán, pero con paciencia y fuerza en las manos, lo lograrás.

Envuelva la masa terminada en film transparente para que no se seque y colócala en el refrigerador para que repose al menos 3 días, idealmente una semana.

Trabaje bien la masa, preferiblemente en trozos más pequeños. Puede extender las galletas de jengibre en una superficie enharinada, pero de este modo se incorporará más harina a la masa, lo cual no es lo mejor.

Es mejor preparar la masa colocando un paño húmedo sobre la superficie de trabajo y encima desplegando film transparente. Luego extienda la masa sobre este film, usando otra capa superior de film. De esta manera, la masa no se pegará a la superficie y no necesitará más harina. Extiéndala en una capa uniforme de 2 mm de grosor (¡ten cuidado con los pliegues del film arrugado!).

Precaliente el horno a 180 °C. Con la ayuda de cortadores, forme diferentes figuras y use un espátula para transferirlas a una bandeja cubierta con papel de hornear (no olvide dejar suficiente espacio entre ellas, de lo contrario, las galletas se unirán).

Coloque la bandeja en el horno precalentado durante 5-6 minutos y mientras tanto bata los huevos en un tazón.

Una vez que las galletas de jengibre estén horneadas, pincele una capa delgada de huevo sobre ellas para que tengan una bonita superficie brillante. Déjelas reposar al menos tres días en un recipiente cerrado antes de comenzar a decorarlas.

Unte el tazón que ha lavado y desengrasado bien con la mitad de un limón, para que no quede pulpa, solo un poco de jugo.

Tamice el azúcar impalpable (170-200 g, dependiendo del tamaño de las claras de huevo) a través de un tamiz fino al menos tres veces, para eliminar todos los grumos. Luego mezcle el azúcar con la clara y bata hasta que se forme un glaseado suave y sin grumos.

Llene una manga pastelera con el glaseado (o una bolsa de plástico resistente con cierre que me gusta), corte un pequeño rincón para hacer un agujero estrecho y decore las galletas de jengibre según su estado de ánimo e imaginación.

Las galletas de jengibre horneadas se suavizan mejor si las colocamos en una antigua olla de cerámica de la abuela y las cubrimos con un plato puesto al revés.